Aquí manda Alianza

Los partidos se definen muchas veces en segundos, y sobre todo en las áreas. Ahí, suele ganar el que tiene más frialdad, el que no se pone nervioso, el que es capaz de detener el tiempo cuando los demás van a mil. Alianza Lima tuvo a dos jugadores que lo hicieron: Pablo Sabbag y Gabriel Costa, refuerzos de jerarquía que le dieron un tremendo salto de calidad al bicampeón del fútbol peruano.

Sin dejarse envolver por la inmensa presión del público de Universitario en el Estadio Monumental, Alianza supo contener en los primeros minutos el aluvión crema que se presentó en Ate. Necesitados de triunfos, los de Carlos Compagnucci salieron con el cuchillo entre los dientes al campo, algo que puede ser positivo en tanto no nuble el juicio. Sin embargo, esa delgada línea que separa la pasión de la vehemencia fue la que cruzó la ‘U’ demasiadas veces.

Porque los cremas llegaron. Presionaron. Tomaron por asalto el área rival. Pero no fue suficiente. Falló demasiadas veces José Rivera, un delantero lleno de voluntad pero carente de paciencia. Erró todo el partido Andy Polo, dueño de un puesto más en la cabeza de Compagnucci que en la cancha, algo que quedó claro cuando entró en su lugar Luis Urruti.

Pero antes de eso, ya había madrugado Alianza. Lo hizo Pablo Sabbag, delantero con pedigree y talento, con compostura y calidad para tomarle la posta a Hernán Barcos, héroe de mil batallas (y de dos bicampeonatos). El colombiano, después de una larga pared con Gino Peruzzi, la picó justo cuando José Carvallo salía apurado a achicar, y puso el 1-0 que enmudeció el Monumental.

La daga fue de Costa

Alianza entró al segundo tiempo con la clara meta de evitar la resurrección de Universitario. Gabriel Costa lo logró ni bien inició el complemento, pero el árbitro anuló su gol por una falta torpe sobre Nelson Cabanillas. Diez minutos después, el extremo de la selección volvió a hacerlo: media vuelta en el área -ahí donde cuenta cada segundo-, y a guardar.

El 2-0 obligó a Compagnucci a hacer cambios. Entraron Luis Urruti y Alexander Succar. Con mucha voluntad y pocas ideas, el uruguayo, cuya ausencia en el once inicial no se explica, aprovechó un buen pase en el área para tomar mal parado a Franco Saravia, que descuidó su primer palo, y poner el descuento. Envalentonado por el tanto y por su gente, el cuadro crema se adueñó por completo del balón.

El ingreso de Piero Quispe, otro jugador que no debería estar en la banca, le dio algo de claridad a un mediocampo más pensado para destruir que para construir, pero los delanteros de la ‘U’, incluido Emanuel Herrera, que entró sobre el final, no estuvieron finos.

Previa expulsión innecesaria de Carlos Zambrano, que parece haber venido al Perú a seguir coleccionando rojas, Alianza terminó llevándose tres puntos de oro del Monumental, agudizando las contradicciones de su rival de toda la vida, y, sobre todo, confirmando que la jerarquía suele ganarle a la garra.