¡Batacazo, manita y clasificación!

Los milagros existen. Incluso para los equipos peruanos. Sí, incluso también en la Copa Libertadores. Sporting Cristal tenía que remontar un 0-2 encajado en Paraguay, y lo convirtió en 5-1 en Lima. Una noche inolvidable y de fiesta para los celestes, que se aseguran participar por lo menos en fase de grupos de Copa Sudamericana, pero la meta es otra: la obsesión del continente.

El inicio frenético de Cristal, empujado ciertamente por su público, consiguió meter a Nacional en su área. Fueron cinco minutos de furia, de caos, de desorden que el cuadro local no pudo aprovechar. Hubo un poco de todo: centros al área chica, un par de manos que el árbitro decidió no cobrar, y varios gritos ahogados en las tribunas.

Sin embargo, una vez que la presión amainó y que la temperatura del partido se templó, el cervecero volvió a ser el equipo sin ideas y falto de creatividad que claudicó en Asunción. Aunque Corozo le dio sin duda más desborde que Hohberg, el problema de decisión y definición era el mismo que en Paraguay. La defensa visitante no sufrió demasiado.

A pesar de todo, un anotador insospechado abrió el marcador para los locales, pero el VAR terminó anulando el gol de Loyola por un offside de centímetros. Valgan verdades, la ventaja para Cristal en el marcador hubiera sido lo más justo en el descanso, pero hubo poco de eso en la primera parte.

El segundo tiempo, un recital celeste

Como en los primeros 45′, el cuadro rimense salió envalentonado al inicio del complemento. Ávila y Távara ingresaron en el medio tiempo, y ambos le cambiaron completamente la cara a Cristal. En la primera que tuvo, el delantero definió bien luego de un magistral pase largo del mediocampsista para poner el 1-0.

Pero, cuando todo el estadio seguía celebrando el tanto de Irven, Caballero, con un gol desde otra galaxia, tomó mal parado al portero Solís para silenciar al Nacional. Aún así, el equipo de Nunes supo encajar el golpe, y de nuevo Ávila, héroe de mil batallas continentales, se impuso de cabeza a los zagueros paraguayos con un gran salto para marcar el 2-1.

En el 73′, siete minutos después del doblete del huanuqueño, y cuando la presión de Cristal era incesante, apareció Inacio Da Silva, uno de los mejores de la cancha -y de la temporada- con el 3-1 a través de un remate de media distancia, después de un error en la definición de Brenner. A esas alturas, el Nacional estaba en llamas.

Cristal estaba empatando la serie, pero quería más. Su público también. Y eso lo entendió uno de los niños mimados de la casa. Jhilmar Lora, con un gol difícil de entender, un medio-centro-medio-sombrero que se coló por el segundo palo, puso el 4-1 con el que los celestes se clasificaban a la Fase 3.

Era una remontada milagrosa, poco vista por estos lares, pero sumamente merecida. Aunque faltaba la guinda: Corozo, en la última del partido, puso el quinto, anticipándose a un desesperado Espínola fuera del área. Una manita para cerrar una llave compleja y muy dura, y que le permite soñar a una hinchada golpeada y necesitada de alegrías.