Cantolao agua la fiesta de Yotún

Cantolao hizo lo que pudo por aguar la fiesta en La Florida. Con la casa llena para darle la bienvenida a Yoshimar Yotún, que volvió a ponerse la camiseta celeste después de casi diez años, la Academia malogró una jornada que prometía. Sporting Cristal dejó ir su ventaja de dos goles conseguida en el segundo tiempo y pagó caras sus desatenciones defensivas, castigadas con brillantez por Bryan Reyna y Jesús Castillo.

Mosquera sorprendió colocando a Yotún desde el inicio, lo que por supuesto alegró a los miles de hinchas que acudieron al Gallardo para presenciar el segundo debut de uno de los hijos pródigos. Sin embargo, el juego de los celestes, especialmente en el mediocampo, no cuajaba, ante una buena línea media colocada por Silvestri.

La falta de creatividad de Cristal era directamente proporcional a la incapacidad de sus futbolistas de colocar el balón donde querían. Ni Madrid ni Loyola, que llegaron frecuentemente por las bandas, lograron sacar centros precisos. Solamente Ávila, de zurda, encontró a Hohberg en el área, pero su cabezazo contra el suelo fue rechazado brillantemente por el portero Limousin.

La tónica del partido no cambió demasiado en el inicio del segundo tiempo, hasta que Percy Liza abrió la lata con un cabezazo después de una atajada de Limousin a un remate de Irven Ávila. Minutos después, cuando ya Jesús Castillo había entrado por Yotún, ‘Canchita’ Gonzales, que sigue en estado de gracia, puso el segundo con un gran remate al primer palo del portero de Cantolao.

Cuando parecía que Cristal cerraba un tercer triunfo al hilo, con su público encandilado, y dominando la pelota, su técnico volvió a equivocarse, como ante UTC: Mosquera realizó cambios que le quitaron ritmo a su equipo y le terminó cediendo el balón a Cantolao. La Academia castigó con dos golazos cerca del final: primero, gracias a una gran jugada personal de Reyna, que dejó en ridículo dos veces a Chávez en el área, y, luego, tras un remate brillante de Castillo desde el borde del área.

Cristal vive, desde hace ya algunos meses, en un tan desconcertante como permanente estado de irregularidad: es capaz de lo mejor y de lo peor, incluso en una misma tarde. Esta vez, pagó caros sus errores -y los de su técnico- ante un equipo ordenado y dos jugadores inspirados, no consiguió rendirle el homenaje que merecía a Yotún, ni tampoco meterse en la pelea por la punta.