¡Cantoro de oro!

Si quedaban dudas de que la garra existe y que es parte del ADN crema, hoy deberían estar ya disipadas. El encargado de hacerlo ha sido Tiago Cantoro, de apellido ilustre en la historia de Universitario, con un gol en el minuto 95 ante un Sport Boys que no mereció perder. El triunfo sobre la hora mete a los merengues en la pelea por el Clausura. Aunque todavía no dependen de sí mismos y están algo lejos, está permitido soñar.

Compagnucci decidió reemplazar a Succar, suspendido luego de ser expulsado en el Clásico, con Larios, con lo que su equipo perdía, por lo menos en el papel, peso ofensivo. Eso quedó claro desde que arrancó el encuentro: absorbido por la ruda defensa local, el joven delantero no pudo generar peligro ni combinar con sus compañeros.

La ‘U’ volvió intentó llegar por las bandas, con Polo y Quintero, pero ninguno estuvo demasiado lúcido, y ambos se toparon una y otra vez con una línea defensiva muy retrasada y lo suficientemente sólida. El Boys entendió que ese era el negocio: cuidar el cero y buscar, en la medida de lo posible, aprovechar los espacios que dejarían los cremas para intentar de contragolpe.

Un primer tiempo francamente olvidable pasó sin pena ni gloria: no hubo acciones claras, ni emociones. Esos 45′ se jugaron más que nada en las tribunas del Iván Elías Moreno, donde ambas hinchadas le dieron calor a una tarde por lo demás fría y gris en Villa El Salvador.

En la segunda mitad, la ‘U’ se apoyó, como ha sucedido en varias ocasiones en este Clausura, en su portero: Carvallo sacó dos remates potentes desde fuera del área con las uñas, mientras que Polo rechazó desde la línea un cabezazo de Cuba que parecía meterse al arco.

Ni el ingreso de Novick, que suele aportar lucidez al ataque de los merengues, abrió espacios en campo rosado. Universitario, sin ideas, estuvo más cerca de perderlo que de ganarlo, hasta que apareció el improbable gol de Cantoro. Luego de una falta en el borde del área del Boys, el juvenil crema tomó el balón y lo metió en el arco de un desconcertado Álvarez, que culpó a la defensa pero muy probablemente debería culpar a la historia.