Cueva: genio y figura
Christian Cueva es fantasía pura. Allá en Arabia Saudí, país criticado por nuestros compatriotas por el simple hecho de estar alejado del contexto habitual, el ‘10′ de la Blanquirroja ha recuperado su magia, su brillo y su buen fútbol. El talento innato que posee ha resurgido en el momento más inesperado. Sus virtudes han ayudado absolutamente a que Al-Fateh SC escape del fantasma del descenso y comience a ser un club atractivo.
El pasado febrero fue el punto más alto de la llave de la selección. Ya en la recta final del mes, Cueva frotó la lámpara para que salga ese genio que lleva dentro y así derroche sus poderes por doquier. Ante Al-Faisaly, por fecha pendiente, el peruano fue la estrella del compromiso por convertir un doblete. Una de esas anotaciones fue un golazo de gran factura: fascinante golpeo de balón desde larga distancia que acabó en el poste más lejano del arquero. Un 4-1 inobjetable celebrado por todo lo alto.
Espectacular 🚀🇵🇪
— نادي الفتح السعودي (@FatehClub) February 24, 2022
مُــــــــــذهل 🇸🇦🚀 pic.twitter.com/s0dQP93L9U
Y para que el nacido en Trujillo deje en claro que su nivel está en modo superlativo, repitió su show de goles contra Al-Ittifaq. Una vez más, una de esas conquistas fue digna para sacarse el sombrero: controla con la izquierda, driblea con la derecha, se saca de encima a dos zagueros y manda un misil al primer palo. Definición de un genio que, además, se ha transformado en un saudí más. Prueba de ello es que fue vestido con el atuendo típico en las celebraciones por el Día de la Fundación de aquel país. El volante inca fue la gran atracción sin lugar a dudas.
Las estadísticas de Cueva, hoy en día, son para admirar: 4 goles en sus 2 últimos partidos, 2 dobletes consecutivos y un total de 8 conquistas y 4 asistencias en 17 apariciones con la camiseta del The Role Model. Lo que viene para Christian aún es más difícil, pero a la vez ilusionante: la recta final del proceso eliminatorio rumbo a Qatar 2022. Primero Uruguay, en Montevideo y luego Paraguay, en el coloso de José Díaz. Si nuestro genio saca a relucir un poquito de su brillantez, podemos confiar -a ciegas- que la clasificación es nuestra.