De vuelta a la realidad

Sporting Cristal no consiguió darle cierta alegría a su pueblo en una jornada triste y turbulenta para el país. En un estadio vacío, que inevitablemente nos devolvió a la desolación de las cuarentenas pandémicas, los celestes echaron de menos a su gente para lograr sorprender a un gigante del continente, pero no estuvieron finos de cara al gol y lo pagaron caro.

Flamengo parecía demasiado rival para Cristal, sobre todo en el papel, pero no lo hizo sentir a lo largo del partido. Un gol rápido, que pilló a la defensa local mal parada tras un error en salida, obligó a los de Mosquera a remar contra la corriente desde el primer tiempo.

Es una historia que los equipos peruanos han vivido ya demasiadas veces: ante rivales de mucho mayor fuste, se exigen el doble e incluso logran jugar a un ritmo distinto al del fútbol local, pero suelen terminar con las manos vacías. Esta vez, como tantas otras, eso se debió a la poca efectividad de cara al gol, algo que se paga muy caro en Copa Libertadores.

Luego de una primera parte en la que los peruanos apenas llegaron al área rival, y en la que Bruno Henrique convirtió una de las muy pocas jugadas de gol que generó Flamengo, Cristal se recuperó anímicamente y controló el balón en la segunda. El equipo brasileño, algo pasmado y ensimismado, perdía las divididias y no generaba peligro.

Los locales, en cambio, tuvieron dos ocasiones muy claras: primero, gracias a un cabezazo de Chávez que Gustavo sacó desde la línea, y luego, por medio de un remate a quemarropa de Irven Ávila que el portero Hugo rechazó de forma brillante. Dos chances muy claras como para no convertirlas en gol. Lo que se venía era demasiado predecible. La historia de casi siempre.

A pocos minutos del final, cuando los jugadores de Cristal ya lucían fundidos físicamente, Flamengo volvió a castigar, esta vez gracias a Matheuzinho, y liquidó el partido. Si bien el 2-0 no le hizo honor al trámite del partido, sí obedeció a la jerarquía de los protagonistas. Flamengo aprovechó lo poco que tuvo, mientras que el local no supo castigar en el área rival.

La realidad vuelve a pegarle en la cara a un equipo peruano en la Copa Libertadores, esa competencia que, más que un sueño, es una pesadilla. La diferencia de talento es demasiado grande, así como la capacidad de rendir en un escenario de esta naturaleza. Cristal vuelve a quedarse con las manos vacías y ya mira el grupo desde el sótano.