Una luz de esperanza para el Mundial Sub-17
La crisis producto de las lluvias y deslizamientos en el país pone al Mundial Sub-17 en un segundo plano. Sin embargo, como última carta, la FPF plantea organizarlo solo en Lima.
Luego de que el Mundial Sub-17 Perú 2020 fuera cancelado por la pandemia del Covid-19, la FIFA volvió a designar al país como el organizador de la cita para el 2023. Sin embargo, debido a la grave crisis producto de las lluvias y deslizamientos, provocados, en primera instancia, por el ciclón Yaku y, en segunda, por lo que parece ser un fuerte Niño Costero, es muy probable que vuelva a suceder lo mismo.
Si bien ayer trascendió que la cancelación era inminente, debido a que el Gobierno peruano asignará un fuerte presupuesto a la reconstrucción de vías y ciudades enteras, sobre todo en el norte del país, y no podrá echar mano fácilmente de los alrededor de 300 millones de soles que requiere para el torneo, hoy ha surgido una luz de esperanza para que se pueda organizar el Mundial Sub-17, que la Federación Peruana de Fútbol (FPF) considera una oportunidad invalorable.
La idea de la FPF es que, ante la imposibilidad de que se lleve a cabo el certamen de forma descentralizada, debido a que muchas ciudades de la costa norte que tienen estadios importantes se encuentran sumidas en una profunda crisis de infraestructura por los fenómenos meteorológico, el Mundial se juegue íntegramente en Lima Metropolitana y el Callao.
La FPF propone que se utilicen, además del Estadio Nacional -que entraría en remodelación en los próximos días-, el Monumental, San Marcos y el Miguel Grau, aunque por lo menos estos últimos dos también necesitarían obras de refacción. En principio, la Presidencia del Consejo de Ministros no ve con malos ojos la propuesta de la Federación, pero deberá analizar el asunto con detenimiento antes de aprobarlo.
Uno de los obstáculos es, justamente, el tiempo. La FIFA necesita saber ya si es que Perú podrá organizar Mundial. De lo contrario, deberá elegir cuanto antes una sede alternativa, algo muy complejo dada la dificultad logística de armar un campeonato de esta magnitud en pocos meses. La pelota, de momento, está en la cancha del Gobierno que, por cierto, tiene asuntos mucho más urgentes de los que ocuparse. Hay esperanza, sí, pero el panorama es más bien complicado.