Gareca creó una generación dorada
Es difícil no dejarse ganar por la emoción: Perú ha logrado clasificar a su segundo repechaje de forma consecutiva y está tentando jugar dos mundiales seguidos después de más de tres décadas. Es una hazaña, y eso tiene que hacernos ponderarla en su justa medida.
Se hablará, seguramente, de una generación de oro, pero habría que poner algún paño frío: se trata, más bien, de una generación trabajadora, a la que no le sobra el talento -como sí a la chilena de los Vidal y Alexis, por ejemplo- pero sí la voluntad.
Desde el 2015, cuando Gareca se puso el buzo de la selección, logró, con mesura y mucha paciencia, devolver a la Blanquirroja al lugar que ocupó en el pasado. Logró que un par de generaciones acostumbradas a perder empezaran a creer que ganar también puede ser una sana costumbre.
Gareca, con su “confío en el jugador peruano” y su pragmatismo, remó contra la corriente y le sacó el jugo a un grupo humano que empezó a funcionar. Perú cayó por goleada, empezó terriblemente mal esta eliminatoria, pero se levantó, con la hazaña rusa como brújula.
Lo que ha logrado el ‘Tigre’ con Cueva, Tapia y Carrillo es inconmesurable. Ha hecho que cada uno de esos jugadores rindiera mucho más con la selección que en sus clubes, algo poco visto en estas latitudes. Este triunfo es tan suyo como de los jugadores, tan suyo como del país que lo acogió, lo acoge y lo acogerá. Le agredecemos.