Melgar resiste, ruge y celebra

FBC Melgar consiguió un épico triunfo, en condición de visitante, ante River Plate (U), por la cuarta fecha de la fase de grupos de la Copa Sudamericana. El club rojinegro jugó con un hombre menos por casi todo el segundo tiempo por la expulsión de Carlos Cáceda. Bernardo Cuesta abrió la lata. Joaquín Lavega empató el score a los 90′+3. Jean Pierre Archimbaud sentenció el partido con un golazo a los 90′+5.

FBC Melgar se sintió sumamente cómodo en el imperial estadio Centenario. Durante gran parte del primer acto, el ‘León del Sur’ acorraló a River Plate (U) y le impidió progresar. Cuando el darsenero empezaba a aproximarse, los arequipeños rompieron el cero con una definición de cazador puro de Bernardo Cuesta, el legendario goleador histórico del club characato y actual artillero de la Conmebol Sudamericana.

En el complemento, River Plate (U) salió mucho más incisivo y asumió los riesgos desde el arranque con disparos cruzados desviados de Montiel y Urretaviscaya. A los 55′ el mundo se le vino el mundo encima a Melgar cuando el portero Carlos Cáceda fue echado al evitar una chance de gol fuera del área. Su lugar fue ocupado por Jorge Cabezudo, de 20 años, que se lució con un par de intervenciones.

Con un hombre menos, el rojinegro renunció a la posesión y se replegó para cuidar el resultado; no obstante, existió un par de llegadas encabezadas por Bernardo Cuesta, quien en la última media hora se convirtió en un zaguero más. En la recta final, FBC Melgar se salvó de tres goles claros: disparo elevado de Borbas en el corazón del área (76′) , atajada monumental de Cabezudo (79′) y otra parada magnífica del guardián suplente (85′).

La mala suerte, sin embargo, se posó en el conjunto arequipeño en el tiempo adicional. A los 90′+3, el recién ingresado Joaquín Lavega decretó la igualdad con un golpe de cabeza e hizo estallar de euforia al banquillo darsenero. Cuando parecía que se experimentaría la clásica novela peruana de los goles en contra en los descuentos, apareció Jean Pierre Archimbaud, en el último suspiro, para aprovechar un error en salida de Ichazo, tomar la pelota desde la medialuna y prenderle cartucho con un bombazo que se clavó en el ángulo.