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SPORTING CRISTAL

Las razones de la debacle de Cristal en la Copa Libertadores

Cristal ha sumado un punto de doce posibles en la Libertadores y, salvo un milagro, está fuera. Estas son las razones del papelón celeste en Copa.

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Las razones de la debacle de Cristal en la Copa Libertadores

Sporting Cristal ha jugado cuatro partidos este año en la Copa Libertadores: perdió tres y empató uno. Encajó siete goles y sólo marcó uno. A falta de dos encuentros, está prácticamente eliminado y sólo le queda aferrarse a la posibilidad de clasificar a la Copa Sudamericana, un torneo en el que quizás pueda ahorrarse papelones como estos. Muchas razones explican la desastrosa campaña del equipo de Roberto Mosquera en el torneo más importante del continente. A continuación, te contamos las principales.

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La falta de gol

En los últimos tres partidos que jugó Cristal en la Copa, generó cuatro ocasiones claras contra Racing en Avellaneda, tres contra Rentistas, cuatro frente a la Academia en Lima, de las cuales aprovechó solamente una. 1 gol en 11 oportunidades es una cifra ridícula, desmoralizante y que explica muy bien el fracaso de los celestes en la Libertadores, una competencia en la que -a diferencia de la muy venida a menos Liga 1- los errores se pagan muy caro. El principal señalado, con justicia, ha sido Washington Corozo, que tuvo las más claras en casi todos esos encuentros. Lo cual no es una sorpresa: el ecuatoriano ha marcado solo 9 goles en 39 partidos desde que llegó al Perú, lo que habla de su mala relación con las redes.

Una defensa insegura

El uruguayo Alejandro González llegó a reforzar la defensa celeste con un CV alentador: después de su primera experiencia en el Perú, jugó una final de Libertadores con Peñarol y estuvo en el fútbol italiano. Sin embargo, el jugador no le ha hecho honor a su reputación, ya que ha sido, de lejos, el peor de la defensa de Cristal. Casi siempre tarde en los anticipos, González fue responsable de los dos goles de Racing en Avellaneda. También desentonó -como siempre- Johan Madrid, y no hubo respuestas adecuadas de Alejandro Duarte. Una defensa mal parada sumada a una delantera poco eficaz tiene como resultado un punto de doce posibles.

Para Mosquera, todo está bien

Uno de los graves problemas de Sporting Cristal, por lo menos a nivel de narrativa, es que según su técnico, todo está muy bien. En ninguna de las cuatro conferencias de prensa posteriores a los partidos de Copa, Roberto Mosquera ha sido autocrítico: “competimos”, “dominamos”, hasta “sometimos”. Después de escuchar hablar al técnico, uno pensaría que su equipo está puntero y que solo debe solucionar errores puntuales. Es posible que Mosquera sea más severo en la interna, pero el mensaje que manda a los hinchas y a los medios de comunicación es el de un entrenador que se conforma con perder “jugando bien”, defendiendo “la esencia” del equipo, sea lo que quiera decir eso. El asunto es que su club quedó eliminado y eso no parece ser un problema para él.

Un mediocampo de tránsito

Uno de los graves problemas tácticos de Cristal viene desde el año pasado. Mosquera ha planteado un once bastante ofensivo que, si bien le ha dado resultados en la Liga 1, era evidente que flaquearía en la Libertadores. La volante de tres, conformada por Távara, ‘Canchita’ y Calcaterra es muy floja en la marca y, además, no está bien ubicada. Los inmensos espacios que hay entre ese triángulo medio y la defensa han sido bien explotados por Sao Paulo y Racing, ya que la presión alta de Cristal no sirve de nada si no está respaldada por un bloque. Este es un asunto que ya hemos mencionado repetidas veces, que apareció el año pasado en la Liga 1 y que Mosquera no ha corregido. En la Copa, costó muy caro.

Refuerzos que no están a la altura

Otro de los puntos en los que fallaron la dirección deportiva y el técnico es en los refuerzos. Cristal realizó seis fichajes: Percy Prado, Alejandro González, Alejandro Duarte, Alejandro Hohberg, Jesús Pretell y Marcos Riquelme. Podría decirse que solo dos de ellos han sumado al equipo: Hohberg y Riquelme. Los demás no han justificado su llegada. Duarte ha lucido más frágil en la portería que Solís; Prado -que llegó del fútbol francés- no ha jugado un solo minuto en la Copa; González ha sido uno de los puntos bajos del equipo; y Pretell no ha mostrado casi nada. Si bien el equipo que ganó la Liga 1 el año pasado era un bastante competitivo, era evidente que necesitaba reforzarse en ciertas áreas y, en ese sentido, la directiva y el cuerpo técnico no acertaron. Los resultados están a la vista.

Un torneo local que no presenta retos

El amplio dominio de Cristal en la Liga 1 es engañoso. En un torneo jugado íntegramente en Lima, frente a rivales casi todos en medio de profundas crisis económicas, con canteras paupérrimas, jugadores subidos de peso y cuerpos técnicos mediocres, no es realmente sorprendente que el equipo más serio y con dos o tres ideas claras gane sin despeinarse. Los celestes son los campeones reinantes, suman más de 20 partidos invictos, han ganado todos los encuentros disputados este año -algunos con muchos juveniles- pero no dan la talla en la Libertadores. La diferencia de exigencia entre un torneo y otro es abismal: Cristal no tiene competencia en casa, donde reina apenas esforzándose, y llega a la Copa sin ritmo. En defensa del equipo y de Mosquera, este es un asunto que escapa de su control.

Las lesiones

Otro lastre del que no se puede culpar al cuerpo técnico es el que tiene que ver con las lesiones. En una temporada en la que casi todos los equipos -incluso de otros deportes, también- han tenido que prescindir en muchas ocasiones de sus titulares para citas claves, Cristal no ha sido la excepción. Gianfranco Chávez, el mejor defensa de los celestes, se fracturó un dedo a inicios de temporada y recién puede volver. Para el partido de ayer, Mosquera debió arreglárselas sin Riquelme ni Ávila, dos titulares en ataque, y sin Liza ni Olivares, sus dos suplentes. En un equipo que sufre para anotar, que cuatro delanteros de la rotación hayan estado fuera en partidos claves ha sido sencillamente fatal.