Cristal se complica la vida

En tiempos en los que la inteligencia artificial parece estar a punto de dominar el mundo, esta crónica podría haberla escrito una máquina desde antes de que comience el partido. A la aplicación le habríamos pedido: “escribe la crónica de un partido entre un equipo peruano y otro paraguayo” y nos hubiera presentado lo que usted, sufrido lector, leerá a continuación.

Sporting Cristal se defendió bien durante casi todo el partido, pero dos errores puntuales de marca en el área terminaron inclinando demasiado la balanza a favor del Nacional, que se va 2-0 a Lima. Los paraguayos marcaron el segundo en la última jugada, en el minuto 97, luego del enésimo córner que remataron.

El equipo peruano, valgan verdades, empezó perdiendo desde antes del pitazo inicial con la incomprensible formación que presentó su técnico, Tiago Nunes, en su debut en Copa Libertadores. Las ausencias de Washington Corozo y Brenner Marlos en el once eran injustificables a priori, y lo fueron todavía más con el desarrollo del partido.

Nacional, fiel a su estilo, entendió que la fórmula que le dio resultados contra el modesto Sport Huancayo también le funcionaría contra Cristal: extremos rápidos que tiren centros al área. Más por cantidad que por calidad, la posibilidad de acierto era muy alta.

Bombadeo aéreo, o cómo la historia siempre hace de las suyas

El equipo paraguayo tiró 16 saques de esquina a lo largo del encuentro. Sí, 16. Un promedio de uno cada 5.5 minutos, algo imperdonable en estas instancias, sobre todo teniendo en cuenta que, en la Copa, la historia pesa, y la historia dice que si a un equipo peruano le lanzan una determinada cantidad de córners, eventualmente encajará algún gol.

Aún así, Cristal resistió en el primer tiempo. Defendió correctamente y, sobre todo, con el balón, pero nunca tuvo profundidad para preocupar al buen portero Espínola. La responsabilidad la tuvo Nunes, quien no colocó extremos ni mediocampistas desequilibrantes, con la intención probablemente de tener la pelota y jugar con el reloj.

Pero eso no se puede hacer durante 90 minutos. Roberto Martínez, el mejor de la cancha, madrugó a la defensa en la primera jugada del segundo tiempo para marcar el primero de cabeza. Lejos de hundir al equipo peruano, el tanto lo espabiló, y también al técnico brasileño. Los ingresos de Grimaldo y Brenner -además del de Ascues por Yotún, que se volvió a lesionar en el primer tiempo- dieron resultado.

Cristal fue más profundo, pero el palo, dos veces, y Espínola, en la misma cantidad de ocasiones, le impidió empatar el encuentro. En la última jugada del partido, la historia hizo de las suyas. Cuando todo parecía liquidado, una segunda jugada producto de un córner terminó en un gol de Aguilar, de cabeza, que termina hundiendo a un cuadro peruano que jugó con fuego durante todo el partido, y se terminó quemando.