Un escándalo Monumental

Universitario de Deportes y Corinthians se jugaban la clasificación a octavos de final de la Copa Sudamericana en el Estadio Monumental. El partido estaba 1-1 pasado el minuto 90. Un gol de la ‘U’ forzaba los penales, mientras que un tanto de los brasileños liquidaba por completo la serie. Corría el 93′ cuando Ryan cerró la eliminatoria empujando el balón sobre la línea del arco. Luego, se sacó la camiseta y se la enseñó a la Trinchera Norte. Ahí explotó todo.

Roldán ya le había sacado amarilla por sacarse la camiseta, según indicar el reglamento, pero no vio venir todo lo que pasó después. Matías Di Benedetto fue el primero en reaccionar. El defensor uruguayo perdió claramente los papeles y fue a buscar a Ryan, claramente fuera de sí. Segundos después, el campo se llenó de policías, seguridad privada, miembros de las delegaciones de ambos equipos. El caos detuvo el encuentro por casi quince minutos.

Flashback: Avellino y sus gestos en Sao Paulo

Para entender lo que sucedió en el Monumental -no justificarlo, entenderlo-, debemos retroceder una semana y volver a Sao Paulo. Ahí, en un partido caliente, Sebastián Avellino, preparador físico de Universitario, realizó gestos racistas hacia los hinchas de Corinthians, lo que, además de enfurecerlos, provocó que las autoridades locales lo detuvieran y lo condenaran a una prisión preventiva cuya duración está todavía por definirse.

Eso ya generó una brecha entre ambas instituciones. Jean Ferrari, administrador de la ‘U’, y Jorge Fossati, director técnico, se mostraron indignados contra las autoridades brasileñas y también las del Corinthians. Por eso, el cuadro brasileño pidió garantías para venir a Lima. Tanto así que la Policía se vio obligada a redoblar su resguardo para acompañar a la delegación del Timao al Monumental desde el hotel de concentración.

El Monumental, una caldera

Los ánimos estaban caldeados. El Monumental lució completamente lleno para acompañar a Universitario en la posible remontada. Sin embargo, todo estuvo relativamente tranquilo hasta el gol de Ryan. Hasta que se sacó la camiseta y todo se fue al demonio.

¿Qué pasó exactamente? Parece ser que el ingreso de la Policía enfureció a ambos equipos. De hecho, algunos futbolistas de Universitario golpearon los escudos de las fuerzas del orden, claramente indignados por el accionar de los agentes. Además, parte de la hinchada comenzó a tirar objetos a los brasileños y a realizar cantos homofóbicos y, en algunos casos, racistas, lo que terminó indignando todavía más a las visitantes.

El asunto se fue de las manos de todos los participantes. Los futbolistas de Corinthias se terminaron escondiendo en el banco de suplentes, y de hecho algunos, incluyendo al portero Carlos Miguel, parecían rehusarse a terminar el encuentro. Tuvo que intervenir Vanderlei Luxemburgo, que conminó a sus futbolistas a jugar el resto del partido para no enfrentarse a una posible derrota administrativa.

Reacciones de las partes

Como no podía ser de otra manera, miembros de ambas instituciones mostraron su disconformidad tanto en redes sociales como frente a la prensa. La reacción que se hizo viral fue la de Matheus Bidu, futbolista de Corinthians, que en su cuenta de Instagram señaló lo siguiente: “No es posible que existan seres humanos tan inmundos como ustedes, basuras de personas. ¿Creen que es normal cometer actos racistas? Mientras sigan existiendo personas como ustedes, el mundo no va a progresar. Racistas de mierda”. La publicación de Bidu se llenó de comentarios de hinchas de Universitario. Muchos de ellos, lamentablemente cargados de un rabioso racismo, como se puede ver en la siguiente captura.

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Por su parte, Fossati se quejó del gesto de Ryan. “Gesto peor que ese... ¿qué es, reírse en la cara? ¿Tiene doce años? Pero allá por un gesto tienen a un preparador físico hace siete días preso. Y acá hay que disculparlo, porque es jovencito...”. Lo cierto es que la Conmebol seguramente le pondrá una fuerte multa a Universitario y probablemente cerrará, por lo menos parcialmente, el Monumental para futuros encuentros continentales. La historia todavía no ha terminado.