De rachas y maldiciones

“Los futboleros necesitamos estar ahí cuando todo anda mal, para asegurarnos de estar ahí cuando cambie. Y no importa si antes del cambio nos falta comernos otras seis derrotas, agregar doce partidos sin ganar, o catorce horas sin meterle un gol a nadie. Ahí estaremos. Y cuando la racha termine... santo Dios. Habremos nacido de nuevo”.

Las palabra son del escritor argentino Eduardo Sacheri, en su texto “Mala Racha”, pero las podría haber escrito un hincha peruano. De Alianza, de Universitario, de la selección. Acostumbrados a sufrir, a perder, incluso a acompañar en la humillación, los aficionados de este deporte sabemos que, tarde o temprano, habrá recompensa. Y vaya que la hubo ayer, un 20 de abril que quedará para siempre grabado en la memoria del hincha.

Anoche, Alianza Lima y Universitario de Deportes hicieron historia a la misma hora. Sus dos partidos internacionales terminaron alrededor de las once, con resultados distintos pero parecidos, con alegrías genuinas y merecidas, con algunas lágrimas derramadas. Por un lado, se rompió la maldición; por otro, se prolongó una racha que no tiene nada de casual, y que invita a la ilusión.

Alianza Lima superó a Libertad en Asunción, consiguiendo así su primer triunfo en 31 partidos de Copa Libertadores. El último se había producido en el 2012. Pablo Sabbag, el autor del segundo tanto de los íntimos, tenía entonces 14 años. La victoria fue, además, merecida: el cuadro peruano supo aguantar, pegó en los momentos claves y se llevó tres puntos que lo colocan líder de su grupo.

En el caso de Universitario, el empate ante Goiás tuvo sabor a triunfo. En casa, frente a un Monumental repleto, la ‘U’ perdía 2-0 a los 86′. Aparecieron de pronto Riveros y Valera para prolongar a diez el número de partidos en los que se encuentra invicto. Desde que llegó Jorge Fossati, no ha perdido. Fue, además, la primera vez que un equipo del país logra no caer contra un cuadro brasileño luego de ir perdiendo 0-2.

Al final del día, Alianza y Universitario terminan primeros en sus grupos de Libertadores y Sudamericana, respectivamente. Los dos están peleando por llevarse el Apertura, rompiendo y prolongando rachas, luchando contra la historia, con mística, garra y corazón. Son buenos tiempos para los dos más grandes del Perú, algo que hay que saber disfrutar y apreciar. El futuro pinta bien; el presente, mejor todavía. “Habremos nacido de nuevo”.