Perú gana con lo justo

Pasan el tiempo y los entrenadores, cambian los rivales y los contextos, pero algunas verdades siguen siendo universales. Dos de ellas se manifestaron esta noche en el Monumental: que Christian Cueva es el timonel de la selección peruana y que Paraguay es uno de los rivales más ásperos del continente. Perú superó a la Albirroja en un partido muy poco amistoso, en el que ‘Aladino’ fue el único capaz de descifrar el acertijo de una defensa pétrea, liderada por un Gustavo Gómez que jugó, como siempre, con el cuchillo entre los dientes.

El triunfo de Perú pagaba menos en las casas de apuestas, pero, jugador por jugador, Paraguay ofrecía más garantías. En principio, la selección de Barros Schelotto tenía las individualidades para hacer la diferencia: un ataque conformado por Miguel Almirón, uno de los jugadores más en forma de la Premier League, y Julio Enciso, una de las grandes promesas de esa misma liga.

Juan Reynoso, en cambio, no pudo contar con varios de sus jugadores más importantes -como Renato Tapia y André Carrillo- por lo que decidió apostar por algunos jóvenes poco experimentados, sobre todo en los extremos. Si, por su lado, Bryan Reyna volvió a mostrarse desequilibrante, a José Rivera, debutante a los 25 años, le quedó algo grande la blanquirroja. Tendrá otras oportunidades.

Pero ni Enciso ni Almirón lograron generar peligro. Tampoco lo hizo Álex Valera, absorbido por la experiencia granítica y tosca de Fabián Balbuena y Gustavo Gómez. El medio fue un campo de batalla: intercambiaron patadas Ortiz y Aquino, Cartegena y Villasanti. Llegó algunas veces López por izquierda. Lo intentó Melgarejo por la misma banda para la visita. Todos fueron intentos fútiles en un primer tiempo intrascendente.

Cueva cambió todo

Hasta que entró Christian Cueva. El mediocampista demostró por enésima vez por qué es el jugador más importante de la selección peruana post Paolo Guerrero. Ni bien tocó el balón, todo empezó a fluir. Solo faltaba el timonel. ‘Aladino’ aguantó un buen balón en ataque y forzó un córner. Luego, llegó el gran centro de ‘Canchita’ a la cabeza de Valera, que puso el primero a los 49′.

Cueva volvió a frotar la lámpara con uno de sus característicos pases con tres dedos, pero Valera no llegó a tiempo. Reyna pudo marcar desde cerca del mediocampo, pero Gómez estuvo imperial en la línea. Luego, Paraguay se dedicó a buscar el empate con mucho ímpetu y pocas ideas, con mucha pierna fuerte y una llamativa -aunque ya característica, en los últimos años- falta de creatividad.

Alexander Succar y Luis Iberico ingresaron e inyectaron de energía el ataque peruano. El jugador del Melgar, que podría tener sus horas contadas en la Liga 1 (se habla de un serio interés del Cruz Azul) remató dos veces a puerta y estuvo a punto de marcar el segundo. El delantero de la ‘U’ se movió mucho y generó peligro, pero no decidió bien en los metros finales.

Cuando moría el partido, Ramírez le tiró un pelotazo en la espalda a Cueva, lo que enfureció a los peruanos. Succar, todavía fresco, corrió a empujar a Balbuena en plena tangana, y el árbitro, sin analizar demasiado la situación, expulsó a los dos. Rojas innecesarias en un partido tosco, rudo, peleado y cerrado, que solo pudo ser descifrado por Cueva, la única mente ilustre en la que, por lo demás, fue una noche fría y de pocas luces.