1x1 del Madrid: Asensio, genio; Benzema, fin a la sequía
El balear anotó un nuevo golazo en una noche mágica para el Bernabéu. El delantero francés, por su parte, anotó su primer gol del curso para regalar la Supercopa de España al equipo blanco.
Keylor Navas: Titular. El tico ha comenzado la temporada muy enchufado. No está dispuesto a dejar escapar su condición de portero titular de todo un Real Madrid. Atento, veloz, felino. El Santiago Bernabéu le ovacionó en varias fases del encuentro. Detuvo un cabezazo de Luis Suárez que se colaba en la portería merengue y repelió un mano a mano con Sergi Roberto. No sólo cumplió a la perfección con su trabajo. También fue el primero en ofrecerse para dar un apoyo a sus compañeros en la salida de balón.
Carvajal: Incansable. Arriba y abajo. Sube y baja. Ataca y defiende. El ‘2’ madridista es único en lo suyo. Parece que juega con una bombona de oxígeno. No titubeó a la hora de asomarse en campo rival. Cabalgó por la derecha sin descanso. Completó los 90’ sin esfuerzo aparente. No tiene competencia, tampoco parece necesitarla para motivarse. Es el dueño de la banda.
Varane: Contundente. El francés vuelve a ser aquel futbolista que conquistó a Zidane con tan sólo 18 años. Rápido al corte, preciso en la salida desde atrás y superlativo en el juego aéreo. Luis Suárez intentó ganarle la espalda en repetidas ocasiones, pero el central madridista ganó la batalla. Con Sergio Ramos forma la pareja perfecta.
Sergio Ramos: Imperial. Evitó un gol cantado prácticamente sobre la línea en el 18’ del primer tiempo. El capitán es el dueño de la defensa madridista. Siempre da la cara. Esta noche se las tuvo que apañar para frenar a Messi y Luis Suárez, casi nada. Lo consiguió. Otro gran partido del camero. Tuvo la oportunidad de poner la guinda con un testarazo que se fue ligeramente desviado por encima de la portería azulgrana. Sergio Ramos volvió a alzar un título al cielo del fútbol.
Marcelo: Especial. Siempre aparece. Asistió a Benzema con un centro medido en el segundo gol madridista. Ganó línea de fondo, pisó área y envió la pelota al segundo palo, dónde esperaba el ariete francés. Volvió a levantar al público de sus asientos con uno de esos giros vertiginosos en los que nadie comprende cómo es capaz de aguantar el equilibrio. Más de diez años cabalgando por el flanco izquierdo. Y los que le quedan.
Kovacic: Único. Nadie rompe las líneas del rival como el croata. Con un cambio de ritmo o mediante un pase interior. No conoce el juego horizontal, siempre mira hacia delante. Sentó a Busquets sobre el césped en la media luna del área blanca provocando la ovación del respetable. Sí, saliendo de la presión. No se pone nunca nervioso. Volvió a ocupar el hueco de Casemiro y lo hizo sin titubear. Existen pocos mediocentros tan completos como Kovacic. En el 62’ dejó su lugar en el campo al ‘14’ brasileño.
Kroos: Arquitecto. Nueva exhibición del alemán en el centro del campo. Controló el partido a su antojo. Dirigió la batuta blanca con su precisión habitual. Muy superior a sus colegas azulgranas. A punto estuvo de regalar una nueva asistencia a Sergio Ramos desde la esquina. El teutón tiene un guante milimétrico en su pierna derecha. El Bernabéu se puso en pie para despedirle en el 79’ de partido. 85.000 almas corearon su nombre. La afición le quiere. Y Toni lo sabe. Dejó su sitio a Ceballos.
Modric: Genio. La Supercopa necesitaba al pequeño Luka. Se perdió el encuentro de ida por una sanción que arrastraba desde hace tres años, pero le sobraron 90’ minutos para deslumbrar al planeta fútbol. Volvió a dar un recital de pases con el exterior. Nadie explota ese recurso como el croata. Forma una dupla exquisita junto a Kroos, de esas que marcarán una época. A Modric no le pesa el ‘10’ del Real Madrid.
Lucas Vázquez: Desequilibrio. Le ocurre lo mismo que a Varane. Vuelve a ser ese canterano que admira la grada del Bernabéu. Dribló a Jordi Alba tantas veces como lo intentó. Por la derecha es un puñal. Cuanto más pegado a la línea de cal, más letal para el rival. No dejó de tirar desmarques, ofreciendo un apoyo continúo a sus compañeros. La sonrisa del vestuario vuelve a brillar. Lucas Vázquez ha enviado su solicitud para formar parte de la lista de Lopetegui contra Italia.
Asensio: Diamante. Es de esos pocos jugadores que parece estar tocado por una varita mágica. Posee un don especial. En el minuto 4 de partido recibió la pelota en zona de tres cuartos de campo y acarició el esférico situándoselo para su zurda. En ese momento comenzó el rún-rún del Bernabéu. El mallorquín tiene enamorado al coliseo blanco. Levantó la mirada y sacó a relucir su descomunal zapatazo. Imposible para Ter Stegen. Otra vez a la escuadra, como tres días atrás en el Camp Nou. El templo madridista no dejó de corear su nombre. El Real Madrid tiene un diamante en bruto. Su participación finalizó en el 74’, cuando Theo Hernández le sustituyó.
Benzema: Killer. El Karim más letal apareció en el 39’ de la primera mitad. El francés aprovechó a la perfección la asistencia de Marcelo. El nueve merengue ganó la posición como si de un juego de niños fuera la cosa a su compatriota Umtiti. Controló con la derecha y fusiló a Ter Stegen con la zurda. Pudo firmar un doblete en el 55’, pero su disparo se marchó a córner tras la intervención del portero alemán. Completó su mejor partido en lo que va de curso. Este es el Benzema que enamora al Bernabéu.
Sustituciones
Casemiro: Dominador. El centro del campo es suyo. Ingresó en el 62’ en el terreno de juego con la escoba preparada. Todos los balones sueltos son suyos. Ocupa los espacios como un tanque de combate. Sólo con su presencia intimida a los adversarios.
Theo Hernández: Debutante. El lateral francés se estrenó con la elástica madridista en el coliseo blanco. Cumplió el sueño de cualquier niño. El día de su presentación lo afirmó rotundamente: “Quiero triunfar en el mejor club del mundo”. Sustituyó a Asensio en el 74’. Sólo tuvo un cuarto de hora. Jugó por delante de Marcelo en la banda izquierda.
Ceballos: Estreno. El mediapunta andaluz debutó con el Real Madrid. En el Bernabéu, delante de su gente. Y lo hizo con un título. No tuvo mucho tiempo para brillar, apenas doce minutos. Se ofreció con descaro en la medular. Se atrevió y lo intentó. No quería que se acabara el partido. Tranquilo Dani, ya habrá tiempo de brillar.