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A dos pasos de Rusia

En nuestra última entrega, cerramos la opinión sobre el duelo de Quito diciendo: "si no es ahora, para Perú, no será más". Y vaya si la plantilla que comanda Gareca se lo tomó en serio y nos sigue sorprendiendo.

El partido se presentó como lo imaginamos. Ecuador con presión, potencia física, despliegue y sobre todo mucha actividad ofensiva por bandas. Perú sin embargo, trabajó primero el cero en arco propio a partir del orden. Fundamental la tarea de la pareja de centrales Ramos-Rodriguez y de la muralla de contención que plantearon Tapia y Yotún, incluido a última hora y de soberana actuación.

El visitante hizo daño con las armas que siempre le trajeron satisfacciones. La elaboración con pelota a ras del piso, el desequilibrio a partir de la habilidad, el toque en espacios reducidos, la asociación por los flancos y la pegada de distancia que en la altitud es un arma apreciable por la velocidad que adquiere la pelota. Y a través de esa vía, Flores, de alto rendimiento durante todo el proceso consiguió romper el celofán del 0-0. Casi de inmediato llegó un buen contraataque que culminó con categoría el recién ingresado Paolo Hurtado medio ofensivo del Vitoria Guimaraes de Portugal. El 0-2 desató la euforia y algún desequilibrio entre los peruanos y lo aprovechó rápido Ecuador. Con velocidad del ingresado Caicedo a la espalda de Corzo, firme en todo el partido, provocó el penal que supuso el descuento y de paso, la expulsión de Ramos. En lo que quedaba, Ecuador luchó más de lo que jugó, abusó del juego largo y demostró que más allá de su dinámica habitual, adolece de pausa y talento en el medio. Peru tuvo madurez para sostenerlo hasta el minuto 95.

Para los de la franja roja, es un nuevo maleficio el que se rompe, como sucedió en Asunción cuando goleó a Paraguay, pero hay dos capítulos que restan. Visitar a una Argentina irregular y asustada y recibir a una Colombia que para ese encuentro del 10 de octubre podría estar clasificada ya. El suscrito prefiere no mirar la tabla de posiciones y sí pensar en que el objetivo se plantea partido por partido. Volver a un mundial es una obsesión tan intensa en el aficionado peruano, que olvidó que para lograrlo es necesario sumar méritos y no apelar a una historia de tres décadas atrás. No es un dato menor que ante el cuadro de Sampaoli, la blanquirroja no podrá contar ni con el central Ramos, ni con los medios ofensivos Carrillo, Cueva y Hurtado; aún así, Gareca, su equipo de trabajo y el plantel de jugadores en que depositó su confianza, se ganaron el derecho de que se pueda confiar en ellos.

Se cayó para Perú la sequía en Quito, quien nos dice que por fin y tras 36 años, se rompa la sequía mundialista también.

Como dato anecdótico para cerrar, nos remontamos a la eliminatoria del 85 cuando en Buenos Aires, Gareca jugando de 9 y cuando restaban 9 minutos para el final y con Perú arriba 1-2, anotó y sacó de México 86 al elenco peruano. Nos debe un mundial Gareca y este servidor junto al Perú entero, se lo queremos cobrar. Ya se lo planteamos y el "Tigre" no se opone. Que así sea.