Perú se impuso a Nueva Zelanda en Lima (2-0) y consiguió sacar el último billete para llegar al Mundial de Rusia. 36 años después la selección peruana vivirá una competición mundialista. Los goles de Jefferson Farfán y Christian Ramos en Lima certificaron la clasificación histórica para el equipo peruano.
El guión de partido fue el esperado tras conocer las alineaciones: Perú se volcó al ataque y trató de mover rápido el balón ante una Nueva Zelanda que esperaba agazapada en la frontal de su área y que buscaba salir con velocidad cuando recuperaba la pelota. Los peruanos empezaron con mucha intensidad, como mandaba el partido (probablemente el más importante de sus vidas).
La primera ocasión la firmó el cuadro local con un disparo de Advíncula directo a la cruceta. Plasmaban sus intenciones los de Gareca en el primer minuto de juego con el disparo del lateral derecho que se estrellaba directamente con el palo de la portería de Marinovic. Con esta intensidad, Perú acumuló muchos minutos de posesión tratando de deshacer el entramado defensivo de la Nueva Zelanda de Hudson.
Trauco y Advíncula eran los principales motores del equipo. Los laterales, con espacio para llegar, movieron en ataque a Perú y fueron los principales generadores de peligro en los primeros cuarenta y cinco minutos de juego. Las llegadas por los costados eran constantes pero un atento Marinovic desviaba o atabajaba todas las pelotas que merodeaban su zona.
Cuando parecía que Perú bajaba el ritmo y que concedía metros a los neozelandeses, llegó el gol. Una corrida magnífica de Christian Cueva por banda izquierda terminaría, después de varios amagues, en un centro raso para que Farfán, llegando desde atrás, batiera con un potente disparo al portero neozelandés. Un chut que fue con el alma. Un remate que no lo hizo solo la Foquita, sino que esa pelota la empujaron 30 millones de peruanos. El balón tocó la red y el estadio rugió tanto que se detectó un sismo en la provincia de Lima. La celebración tuvo su tinte emotivo cuando Farfán sacó una camiseta de Paolo Guerrero, su amigo del alma, y le dedicó el que es el tanto más importante de su vida.
Adelantó sus líneas el equipo visitante tras el gol encajado, aunque solo inquietó a Gallese en un saque de esquina que Winston Reid remató desviado. Así terminó una primera mitad en la que Perú fue más.
En el segundo tiempo, Anthony Hudson, el técnico de Nueva Zelanda, trató de darle mayor caracter ofensivo a su equipo con la entrada de Chris Wood sustituyendo a Bill Tuiloma. Vaciaba así el centro del campo neozelandés, pero le daba más presencia ofensiva a un equipo que se mostró inoperante en ataque en los primeros cuarenta y cinco minutos.
La entrada de Wood fue clave para reactivar al cuadro neozelandés. En los primeros minutos de segunda parte fue otro conjunto distinto al de la primera mitad. De hecho, tuvo en la cabeza del delantero del Burnley dos ocasiones muy seguidas que inquietaron a Perú.
Cuando peor lo pasaban los locales, llegó el segundo gol. Un saque de esquina servido por Christian Cueva de forma magistral, se quedó encajado en el área y un Christian Ramos muy listo remata a bocajarro para hacer el gol que sacaba el billete a los peruanos para Rusia. Un gol celebrado por todo Perú y que enloqueció al Estadio Nacional de Lima.
A partir de ahí, Ricardo Gareca buscó darle a su equipo mayor solidez en el centro del campo con la entrada de Yoshimar Yotún y sacando del terreno de juego a Raúl Ruidíaz, el delantero centro.
Con el seguno tanto encajado, Nueva Zelanda trató de estirarse a través de los desbordes por banda de Ryan Thomas y de Marcos Rojas, aunque no terminaron de ser efectivos en los envíos. Tampoco lo fueron a la hora de rematar los saques de esquina que provocaron. Algo extraño, pues el balón parado ha sido una de sus mejores armas en el proceso clasificatorio de Oceanía.
Perú lo consiguió, regresó a un Mundial 36 años después. Varias generaciones de peruanos podrán vivir lo que es una cita mundialista en sus carnes y ver a su equipo entre los mejores del mundo. El milagro de Gareca y sus hombres culminó en Lima y es la selección número 32 en clasificarse al Mundial.