Un cambio que traerá cola
Cristiano se fue en el 82’, aún con 1-2 y sin aspavientos, pero la tomó con una cámara de televisión. “Estaba previsto”, explicó Zidane.
Cristiano refleja en su porte el desconcierto que vive este extraño Real Madrid 2017-18. En Orriols volvió a vivir la ciclotimia del equipo. Del esperanzador 7-1 al Deportivo (dos goles y una brecha), al 1-4 con apagones en Mestalla (dos goles, ambos de penalti) y este 2-2 en el Ciutat de Valencia, sin dianas del astro. De un Cristiano feliz en redes sociales, con llamadas a la batalla para el madridismo de a pie, a un Cristiano enfurruñado con una cámara de televisión tras un cambio pactado. Zidane ya no sabe donde apuntar con la manguera de tanto incendio.
Por lo menos, para el francés, su gran estrella no se agarró un enfado como el de Las Palmas en septiembre de 2016, cuando amenazó con destrozarse la equipación como si fuera Hulk al irse al banquillo, pero la procesión fue por dentro. “El cambio estaba previsto”, explicó Zidane en la flash interview en BeIN. Y abona esa versión que Cristiano, a diferencia de la erupción de Benzema en Mestalla, sí se fue rápido al banquillo y sin dar tanto la nota. Pero una vez allí, la cosa cambió rápidamente. La tomó con una cámara de televisión que le estaba enfocando. “¡No me grabes a mí, enfoca al partido!”, fue la queja. Lo acompasó con un dedo a los labios, como pidiendo silencio...
Cristiano no está acostumbrado a ser uno de los cambios. Sólo ha sido sustituido 36 veces desde que llegó al Madrid, ni siquiera el 10 por ciento de sus 401 partidos de titular como madridista (en concreto, es el 9,5%). Hay que convencerlo, generalmente antes del partido, de no acabar los noventa minutos. Ese fue uno de los méritos de Zidane el año pasado, estirar la temporada (y el físico) del siete descansándole en días donde el Plan B podía encargarse de lo mollar. Así, Cristiano hizo seis tantos en sus últimos cuatro jornadas de Liga y diez goles desde cuartos de final en la Champions, entre ellos los que demolieron a la Juve en Cardiff.
Con el volantazo de Zidane respecto a su segunda unidad este curso, Cristiano sólo dejó su lugar en el campo en el 5-0 al Sevilla, un día en el que todo rodó. No ha sido lo habitual. Desde que llegó a España, necesita 5,13 remates en Liga para hacer gol, pero en esta son 11 por cada tanto. Esta Liga se le está haciendo eterna al Madrid y tortuosa a Cristiano. Y que Zidane tenga a su estrella nerviosa con el PSG ya haciendo cola para el Bernabéu, no ayuda.
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