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PERÚ

El caso Christian Cueva, ejemplo para el resto

Cuando Gareca empezó a incluir al de Sao Paulo en las convocatorias de la selección, había muchos escépticos con respecto a su rendimiento.

Christian Cueva celebra un gol con la selección de Perú.

Cuando Ricardo Gareca empezó a incluir en Christian Cueva en las convocatorias de la selección, habíamos muchos escépticos con respecto a lo que podría extraerse de un jugador díscolo, conflictivo con los árbitros, dispuesto a enfrentar a golpes a hinchas y a punto de ser declarado prescindible en su club.

La influencia de Gareca para el cambio radical que operó en su conducta el hoy jugador de São Paulo fue clave. El técnico empezó por destacar y darle alta consideración al talento del jugador. A su capacidad para desequilibrar en espacios reducidos, a apilar rivales para limpiar la cancha a los compañeros, a influir en la capacidad de improvisación que el menudo jugador puede aportar en los últimos metros del campo, cuando hay que fabricar el espacio para el remate.

A partir de ello, lo convenció de que la única manera como podría rescatar su carrera y destacar en la selección, era adoptando las responsabilidades que cualquier profesional que se precie de serlo, debe incorporar a su bagaje conceptual y a su manual de funciones.

Al inicio de esta temporada, con su llegada con retraso a la concentración y pretemporada del cuadro tricolor, con su pretensión de definir en que partidos le era conveniente jugar y en cuales no y con su errada - o directamente nula - política de comunicación, Cueva hizo pensar que se había olvidado de todo aquel bagaje conceptual.

Menos mal estuvo toda la autoridad de Raí, ex campeón de todo con el São Paulo de Tele Santana y campeón mundial '94 con Brasil, para poner los puntos sobre las íes, desbaratar las ínfulas que se empezaba a dar el volante ofensivo y aterrizarlo para que se volviera a comprometer, someter y enfocar en la disciplina de y objetivos de su equipo. El fin de semana, con la celebración de su gol de penal, el perdón dirigido a la tribuna y el abrazo con el técnico Dorival Jr. todo,parece haber vuelto a su cauce normal.

Que sirva de ejemplo. Cualquier jugador, por predilecto que sea de Gareca, podría cometer la estupidez de perder la perspectiva y con ello, el torneo más apetecible que existe. Que lo piensen bien. Al final queremos en la selección jugadores inteligentes, capaces de discernir. Ello redundará en que pueda extraerse mejores rendimientos. De ellos depende y todos están bajo la lupa. Como corresponde.