SEMIFINALES | SEVILLA 2-LEGANÉS 0 (3-1)
El Sevilla es ‘míster final’
Ganó con un Muriel sublime y un golazo del Mudo a un digno y luchador Leganés y jugará su novena final de Copa y la novena de este siglo (4 de Copa y 5 europeas).
“Volver a ser campeón es lo que más quiero”, se leía en uno de los tifos del Sánchez Pizjuán. Es uno de los cánticos que suena cada domingo en Nervión, una réplica de un tema original de la humilde afición del club argentino All Boys. Y sí, el Sevilla volverá a pelear por ser campeón. Jugará su novena final de Copa en la historia y su novena final (cuarta de Copa más las cinco europeas) en el siglo XXI. Un nuevo grande, un proyecto indestructible. Unas veces elevado por Kanouté o Luis Fabiano, otras por Bacca o Gameiro, esta vez a la gloria le correspondió a Muriel, el delantero más caro de la historia del club que le ha resuelto la ida y la vuelta con un gol fantástico en Leganés y una jugada fabulosa al minuto 15 de la vuelta de las semis. Honores al Leganés, equipo que tumbó al Madrid de la competición. Y al Villarreal. Y que rozó la historia. Normalmente, quien la empieza a escribir regresa pronto.
Estuvo bonito el primer tiempo. Tenso, eléctrico. De poder a poder, se leía a los clásicos. Y con partidos dentro de los partidos, como se lee a los nuevos expertos. Beauvue fue el primero en rematar pero todo se lo llevó por delante el huracán Muriel. El colombiano firmó, como en la ida, una jugada de manual. En Butarque fue un desmarque de ruptura acompañado de un disparo demoledor. En Nervión, una huida aparente de dentro hacia afuera en la que se llevó a bailar a Siovas. El griego no pudo con la salida incontenible de Muriel, que encontró en una nube de piernas a Correa. En el minuto 15, el Sevilla ya tenía a centímetros la final. Muriel firmó otra jugada memorable en la que pasó literalmente por encima a Bustinza y sirvió atrás a Banega, que disparó abajo cuando la acción pedía lo contrario. El Leganés se levantó con mucho estilo del directo del Sevilla. A lomos de Gabriel Pires, que no sólo distribuyó sino que también disparó contra Sergio Rico, y con Beauvue en todas las batallas, avanzó metro a metro antes del descanso y se fue con la cabeza alta al descanso; 1-0.
Al paso por el minuto 58, el Leganés demostró que su voluntad para estar en la final era inagotable. Garitano vio al Sevilla inseguro y movió el equipo: Brasanac por Eraso, uno de los héroes del Bernabéu, para que Gabriel, el otro, se acercase al gol. Entonces Muriel pegó otra bocanada, esta frenada al límite por Siovas, que se jugó la roja. Había espacios para el Sevilla. Sarabia, que jugó un partido y cuyo cambió resultó extraño, también tuvo el 2-0. Garitano, admirable, al que ya no le quedaban más naves después de una trayectoria memorable en la que dejó en el camino a Villarreal y Madrid, mandó a Mantovani buscando un milagro que no llegó. El Mudo Vázquez, otro de los discutidos de la grada, tenía aire y corazón para dejar a Siovas, rematar con el alma y firmar otra final para el Sevilla. Ya saben lo que suena en Nervión: “Volver a ser campeón es lo que más quiero…, y que esta grada vuelva a festejar, juntos de nuevo…”. El 21 de abril el Sevilla juega otra final. Tremendo Sevilla.
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