PERUANOS EN EL EXTERIOR
Advíncula: la historia del terremoto peruano
El fichaje del lateral diestro por el Rayo Vallecano ha desatado una lluvia de ilusión en Madrid y en Perú, por vivir a Advíncula en la mejor liga del mundo.
Su padre lo reconoce: Advíncula es igual en casa que en el campo. Un tipo extrovertido, un vacilón, un terremoto, de los que nunca se quedan parados. Así lo demostró en el pasado Mundial de Rusia y en la Copa América 2015, donde se apoderó del carril diestro a base de potencia y personalidad, de forma innegociable.
Sus características ligan a la perfección con la esencia del Rayo Vallecano: la valentía, el coraje y el descontrol. Advíncula juega un fútbol de otro tiempo, en el que prima el instinto y no la razón. Como cuando canta entero el estadio de Vallecas. El peruano explota sus carreras desde que entrenaba con sus padre, también futbolista, en los campos de Chincha. De pequeño, sus entrenadores le apodaban "El gato", y siempre destacó por ser el más alto y el más veloz. Advíncula nació con un físico portentoso, pero en su vida ha tenido que lidiar con la crítica, pese a los piropos de su madre Noemí, que nunca le ha destapado.
Los detractores del Bolt peruano repetían que Advíncula nunca podría triunfar por su déficit técnico, plasmado en sus controles. Le costaba dominar el balón cuando recibía, pero nunca se rindió. En el entorno del jugador revelan que lleva varios años echando horas extra para pulir la parte dulce del juego: los centros, los pases, los controles y el disparo. Y Advíncula lo ha conseguido.
Algunos le señalan una destacada fortaleza defensiva y un leve descuido en la retaguardia. Aunque el peruano ha firmado varias actuaciones defensivas de mérito, en las que ha secado a James y al mismísimo Neymar. Su físico está muy por encima de la media, y su recorrido por la banda, al alcance de muy pocos. En Rusia ha deslumbrado.
Tratadas las dudas técnicas y defensivas, la única incógnita que deja Advíncula es su trayectoria a nivel de clubes. En la Bicolor siempre asoma en el pódium de destacados, pero en sus equipos nunca se ha asentado. El peruano ha cambiado nueve veces de club, pasando por Brasil, Argentina, Alemania, Turquía, México, Portugal y Ucrania. El Rayo debería ser su asiento tan esperado.
El crack de Chincha también cuenta con una anécdota en su historia. El 20 de septiembre del año pasado, cuando el lateral defendía la elástica del Lobos BUAP mexicano, un sismo dañó el país azteca. Y en las redes sociales y varios medios se propagó el fallecimiento de Advíncula, precisamente por un terremoto. El peruano no tardó en desmentirlo, con enfado.
Así, España y el Rayo Vallecano se llevan a un futbolista emocional e ilusionante, que aguarda esta gran oportunidad para consolidarse, a sus 28 años, en el panorama europeo. Advíncula quiere seguir escribiendo, a base de zancadas, la historia de un terremoto.