SELECCIÓN
FPF, FIFA, el Estado y la ley
Una vez más ha vuelto el conflicto eterno Estado vs FPF - FIFA. Como tantas veces, la misma monserga que distorsiona la realidad, la misma pérdida de tiempo.
Una vez más ha vuelto el conflicto eterno Estado vs FPF - FIFA. Como tantas veces, la misma monserga que distorsiona la realidad -"la norma de FIFA no puede estar por encima de las leyes del país"-,la misma pérdida de tiempo, el mismo afán de notoriedad de los políticos y la misma inutilidad de todo el conflicto con la consecuente desviación de la atención de todos con respecto a los temas que realmente hay que resolver.
Es definitivo e indiscutible que el fútbol, siendo el único deporte autosuficiente, con una entidad rectora que es una asociación civil privada, que genera sus propios recursos y está sujeta al estatuto FIFA, no puede tener el mismo tratamiento de las federaciones deportivas peruanas que, en el marco de la ley general del deporte, reciben subsidios y dependen de los aportes del estado.
También es un absurdo que muchos siguen sosteniendo: los presidentes de la federación de fútbol son funcionarios públicos "por delegación" cuando viaja un seleccionado y, dicen igualmente con ignorancia supina, que manejan fondos públicos. Aberraciones todas que han persistido por años en una legislación deportiva inservible, obsoleta y producto de una clase política que nunca ha considerado el deporte como una tarea impostergable del estado. Que se resiste a entender que el fútbol profesional es de interés público, pero de propiedad privada y que, guste o no, sola y únicamente se puede competir, si es en el marco del estatuto FIFA. Sin manos extrañas y menos aún, estatales.
Tales desatinos han sido un lastre para un fútbol peruano que, en episodios así, le da notoriedad a los oportunistas de turno.
Transcurrido el tiempo, tras el mundial y con la difusión de los audios y los líos que comprometen penalmente a Oviedo, esta ley ha sido vista como un calculado blindaje para el mencionado dirigente cuando en la realidad, es una norma que cada vez más países adoptan, que irá proliferando y que blinda a las asociaciones nacionales de una actividad que genera muchas tentaciones en los gobiernos de turno.
Solo toca esperar, pero como dijo claramente Gareca: quienes tienen que impulsar una política deportiva para el país, solo dedican tiempo al tema para entorpecerlo y ganar algún titular o unos minutos en medios. Y así como actúan, así nos va.