COPA LIBERTADORES
Las claves de Alianza y Cristal para el inicio de la Libertadores
Tras ver su comienzo en la Liga 1 nos preguntamos si rimenses e íntimos se han fortalecido respecto al año pasado y qué podemos esperar de ellos en la Copa.
Jugada buena parte de la primera fecha de la flamante Liga1 del fútbol peruano, hemos tenido ya la oportunidad de ver jugar por los puntos a los dos representantes locales asegurados en la ronda de grupos de la Copa Libertadores: el campeón Sporting Cristal y su escolta del 2018, Alianza Lima, aguardándose por cierto, que Melgar supere su llave contra Caracas FC y pueda ser el tercero en la misma instancia.
Tras verlos sumar sus primeros triunfos es inevitable formularnos un par de preguntas claves: ¿se han fortalecido rimenses e íntimos con respecto a la temporada anterior? ¿Qué podemos esperar de ellos en la competencia internacional?
Ante Sport Boys del Callao, Alianza ganó con autoridad pero superando a un rival con serias limitaciones y que dista del nivel con el que se encontrará cuando le toque la confrontación internacional. Aún así, los íntimos sí tienen una plantilla mejorada y que asoma más competitiva. Creció por los laterales, mejoró la marca en el medio, tiene más alternativas en el manejo de la pelota y tiene como hacer daño arriba. Su grupo en el torneo continental es durísimo y parece muy difícil que le alcance al cuadro de Russo para aspirar a grandes cosas. De hecho, su primer rival debe ser el propio Alianza y su pobre presentación el año anterior con lo cual, como objetivo mínimo, tiene que mostrarse sólido, con argumentos propios y una propuesta que no se limite a explotar el error rival. Para ello debe crecer mucho más y tiene un tiempo prudencial.
Planteada la pregunta para el caso de los rimenses, la respuesta que surge es distinta: este Cristal deja dudas con respecto a aquel de Salas. La propuesta de juego con Vivas no ha cambiado mucho y eso juega a favor de la posibilidad celeste; sin embargo, no parece tener la suficiente firmeza para la Libertadores, teniendo en cuenta que para la zona posterior no hizo incorporaciones y que en el 2018 con los mismos nombres en defensa, no le fue suficiente para la Sudamericana. En cambio, hay que reconocer que su grupo parece menos complicado que el de Alianza y quizás con el tiempo transcurrido, proponiendo presión alta, acostumbrándose a tener la iniciativa del juego y mostrando la contundencia que se le hizo habitual a nivel doméstico, le pueda ir mejor.
Lo más importante es que la representación peruana crezca, se potencie, evolucione. Y que, aunque suene muy duro, afronte los desafíos con realismo y empiece a cambiar la tendencia reciente -no podemos ocultarlo- de dar vergüenza. De ellos depende.