CRISTAL 3 - 2 ZULIA
Demasiado Morales para Cristal
El portero venezolano, a pesar de su evidente sobrepeso, tuvo una actuación memorable. Cristal intentó pero no pudo.
Los errores dejan de ser errores cuando se repiten una y otra vez. Llega un punto en el que se convierten en patrones de comportamiento que, si se identifican muy tarde, son difíciles de revertir. En el caso de Cristal, el hecho de que el equipo tenga varias oportunidades de gol y no las convierta ya se ha convertido en un asunto grave, casi un complejo que parece haberse instalado en las cabezas de sus atacantes.
Los primeros minutos de la vuelta de los octavos de final tomaron soprendido a un equipo que tuvo una semana completa para perparar el partido más importante de la temporada. Difícil hallar excusas para eso: defensas lentos, dormidos, que no ganaban las divididas y que veían pasar a los atacantes venezolanos como si fueran rayos.
Cristal no fue capaz de sacudirse del desconcierto de los primeros minutos, y el Zulia aprovechó el contexto: una anticipación en ataque de Arturo Maldonado, después de un córner bien rematado sobre el primer palo, puso la diferencia en el marcador. A los 12', los venezolanos se ponían adelante en el marcador y obligaban a los locales a marcar tres goles.
Después del gol del Zulia, se produjo el monólogo celeste al que nos tiene acostumbrado Vivas, sobre todo cuando juega de local. Cristal dominó, manejó el partido, atacó mucho (aunque no muy bien), pero no logró reflejar ese dominio en el resultado. Como ante Alianza, como en Maracaibo, como casi siempre. Llegó por derecha gracias a Chávez y Pacheco, por izquierda con Céspedes: todos lograron meter el balón en el área, donde nadie fue capaz de conectar el remate final. Ni Palacios, ni Ortiz, ni Cazulo.
Hay que ser justos: la falta de efectividad no solo fue culpa de los atacantes peruanos, sino del brillante día que tuvo el portero venezolano Leo Morales. A pesar de estar evidentemente subido de peso, Morales tuvo una actuación memorable y paró todo lo que le tiraron. Quién sabe: en buenas condiciones, quizás le haría honor a su nombre de pila.
El segundo tiempo fue más de lo mismo: Cristal llegando por todos los caminos posibles hasta la puerta de Morales, que estuvo infranqueable. Hasta que el gol, por decirlo de alguna manera, cayó por su propio peso. Vivas, que cada vez hundía más su cabeza entre sus manos, reemplazó al ineficiente Christan Palacios por Kevin Sandoval, y el joven atacante respondió con un remate que, a los 69' y tras rozar en un defensor venezolano, se coló en la portería del robusto Morales.
El ingreso de Lobatón por Pacheco -algo que sonaba más a último recurso que a otra cosa- también pagó: a los 80', el experimentado mediocampista peruano remató un tiro libre que se desvió en la barrera y batió al portero venezolano. La única manera de batir a Morales era así, con la complicidad de sus por lo demás muy correctos defensores. A falta de 10 minutos, Cristal sólo necesitaba un gol para clasificar a por primera vez a cuartos de final de la Copa Sudamericana.
La esperanza duraría lo que un suspiro porque, a los 86', Brayan Velásquez aprovechó que el local estaba volcado en ataque y con diez hombres por la lesión de Canchita Gonzáles, y prácticamente sentenció la eliminatoria con el 2-2 transitorio. Ni siquiera el tanto final de Kevin Sandoval sirvió. Era demasiado tarde.
Cristal volvió a fracasar, por más que el plan de Vivas, en términos de juego, funcionó. Habría que preguntarse, a estas alturas, qué tan bueno es ese plan. Todo parece indicar que no lo suficiente. Un equipo con apenas armas y que vive en la permanente incertidumbre, como el país al que representa, fue demasiado para el campeón peruano.