Una liga paralela es imposible
Los clubes que se enfrentan a la FPF no consideran la posibilidad de crear otro torneo. La propuesta fue una amenaza del secretario de la Federación.
El lunes, Óscar Chiri, secretario general de la FPF, amenazó a los clubes que se oponían a los nuevos estatutos votados en la Asamblea de Bases: “Si no quieren respetar las normas, que armen su propia asociación”, espetó. Alguna prensa se colgó de esa frase y jugó con la posibilidad de una liga nueva. Pero algo está claro: ninguno de los cinco equipos que se han declarado en contra de los nuevos estatutos de la FPF ha considerado crear un torneo paralelo.
Hay varios motivos, pero uno que anula toda posibilidad de una liga paralela: la FIFA desafiliaría inmediatamente a las instituciones que se declaren en rebeldía. Esto impediría que participen en torneos internacionales, hagan transferencias con otros clubes y conserven las cartas pase de sus jugadores. Ningún dirigente con dos dedos de frente sometería a eso al club que maneja, por más que los nuevos estatutos vulneren sus principios.
Lo que sí sucederá es que habrá una negociación entre los cinco “rebeldes” y la FPF. Si Sporting Cristal y Alianza Lima no formaran parte de ese grupo, la situación sería menos espinosa, pero, al tratarse de dos de los equipos más importantes del país, y, por lo tanto, de los que más dinero generan, la Federación no puede darse el lujo de tenerlos en su contra. Mucho menos de prescindir de ellos.
La situación, finalmente, y como suele suceder en el Perú, se reduce a la inmensa corrupción que existe en las instituciones del Estado. Agustín Lozano, presidente de la Federación, es investigado por liderar una mafia de reventa de entradas, mientras que su antecesor, Edwin Oviedo, se encuentra en la cárcel por casos de extorsión y asesinato.
No debe sorprendernos, pues, que estos personajes no solo no quieran lo mejor para el país, sino que busquen, sencillamente, perpetrarse en sus cargos y llenarse los bolsillos, como han venido haciendo durante décadas: desde Delfino hasta Lozano, pasando por Burga. Los cinco clubes que han tenido el valor de enfrentarse al putrefacto sistema de la FPF no armarán su propia liga porque no les conviene, pero han demostrado estar en pie de guerra. Por algo se comienza.