SELECCIÓN PERUANA
El caso Gianluca Lapadula
El futbolista italo-peruano ha hecho algún guiño a Gareca y la selección, pero la FPF no se ha acercado a él.
La selección peruana se enfrenta a uno de sus grandes desafíos en estas próximas eliminatorias para Qatar 2022: empezar a encontrarle un reemplazante de garantías a Paolo Guerrero. Más allá de la innegable confianza que Ricardo Gareca profesa tener por Raúl Ruidíaz, su rendimiento en la selección no lo avala: en 40 partidos oficiales, sólo ha marcado 4 goles. Uno cada diez partidos. Simplemente insuficiente.
Las demás opciones son aún menos potables que Ruidíaz: ni Yordy Reyna, di Da Sliva han estado a la altura. Sólo Jefferson Farfán, también en el ocaso de su carrera, ha conseguido cargar con el peso ofensivo de la selección de una manera similar a la de Guerrero. Ambos son del año 1984: Jefferson tiene 35 y Paolo, 36 años.
Lapadula, una alternativa
Dado este escenario, es natural que nos preguntemos por qué Gianluca Lapadula, a sus 30 años, de nacionalidad ítalo-peruana y de muy buen presente en la Serie A, todavía no se ha puesto la blanquirroja. En primera instancia, Ricardo Gareca se reunió con el futbolista en Italia antes de en plenas eliminatorias para Rusia, cuando Perú estaba octavo y con pocas chances de clasificar. Por más que el técnico señaló que hubo avances con el delantero, estos no se materializaron.
Después de salir goleador con el Pescara en la Serie B, fue fichado por el AC Milan, donde apenas tuvo minutos, aunque llegó a disputar un amistoso con la selección italiana frente a San Marino. Lapadula marcó un triplete. Fue la primera y última vez que se puso la azzurra. Según las normas de la FIFA, para que un futbolista de doble nacionalidad se vea obligado a renunciar a jugar por uno de sus países, debe jugar dos encuentros oficiales con uno de ellos. Lapadula sólo jugó uno y era amistoso.
A puertas de iniciar las eliminatorias, el debate alrededor de la posible convocatoria del futbolista del Lecce, que acaba de marcarle un doblete al Napoli, ha sido retomado. No hay, en el fútbol peruano, ni de lejos, un delantero de esa calidad y con esa experiencia. Sería un valor agregado sumamente importante para la selección, además de sumar para una sana competencia interna que, quién sabe, pueda motivar a Ruidíaz y empiece, de una vez por todas, a asumir el rol que Gareca le ha encargado.