SPORTING CRISTAL
La cantera de Sporting Cristal cambió la cara del equipo
Los ingresos de Grimaldo y Liza le dieron vida a Cristal en su triunfo sobre Arsenal. Además, Castillo fue una de las figuras en el mediocampo.
A los 80 minutos del partido, cuando Sporting Cristal caía 0-1 en casa ante Arsenal y parecía que, una vez más, todo estaba perdido, Roberto Mosquera hizo dos cambios: ingresaron Percy Liza y Joao Grimaldo en lugar de Marcos Riquelme e Irven Ávila. Daba la impresión de ser una suerte de manotazo de ahogado, un último recurso de esos que no suelen funcionar, pero sí que funcionó. Los chicos de la cantera cambiaron el partido.
Grimaldo, de 18 años, formado en el Esther Grande de Bentín y en las divisiones inferiores del equipo rimense, ingresó por izquierda e hizo todo lo que Ávila no pudo lograr en 80 minutos: desbordar y aportar desequilibrio a un ataque lento y estancado. En su primera jugada, se deshizo del lateral derecho de Arsenal y, antes de llegar a la línea de fondo, sacó un centro rasante que despejó la defensa argentina. Era un aviso.
Por su parte, Liza, de 21 años, con su 1.85m., su potencia y sus ganas, logró desordenar a una defensa que parecía infranqueable y aportar ese caos que todo ataque necesita. Fueron casi 20 minutos -incluyendo los 8 de descuento que dio el árbitro- de furia, en los que Cristal logró remontar un resultado que parecía finiquitado. A los 89', Alejandro Hohberg marcó el empate de penal, luego de que justamente Liza forzara una mano de su marcador en el área.
A los 97', cuando ya se cerraba el telón de un partido que quedará para siempre en las memorias de los hinchas celestes, Grimaldo volvió a desbordar por su banda, esperó el desdoble de Loyola, que seguía con gasolina en el tanque, y lo habilitó en el momento perfecto para que sacara un centro hacia Hohberg, que solo tuvo que empujarla. Los goles fueron de Alejandro, que tuvo una noche maravillosa, pero el mérito lo tuvieron Liza y Grimaldo. Y, por supuesto, Mosquera.
Castillo, una realidad
Antes de que ingresaran los jóvenes que rompieron la muralla de Arsenal, Jesús Castillo, otro producto de la cantera rimense, ya destacaba entre tantos jugadores experimentados en lides continentales. El mediocampista de 20 años tuvo la difícil tarea de reemplazar a Martín Távara en el triángulo medular que planteó Mosquera, y no solo no desentonó, sino que fue el mejor de los tres. Sin nervios ni pánico escénico. Como si nada.
Una de las lecciones que ha sacado el técnico rimense -y con mucha satisfacción, qué duda cabe- es que puede, y debe, confiar en las canteras del club. Cuando los futbolistas veteranos, como Riquelme y Ávila, no están a la altura, puede mirar al banquillo y sentirse tranquilo, con chicos de la casa que han demostrado entender lo que es ponerse la pesada camiseta celeste en un escenario internacional, ante un equipo experimentado y áspero como el Arsenal.
Cabe preguntarse si es que a estas alturas, por más que sean muy jóvenes, algunos de los mencionados -sobre todo Grimaldo, que parece tener el perfil más parecido al de Corozo, que dejó el club el mes pasado- ya están para arrancar partidos grandes. Eso lo resolverá Mosquera en los próximos días, pensando en la vuelta en Sarandí, donde Cristal buscará seguir creciendo en Sudamérica, un territorio en el que todavía tiene mucho por demostrar.