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REAL MADRID

El cambio de Isco tiene premio

El malagueño dio una exhibición en Jerusalén el mismo día en que la nominación al Balón de Oro reconocía su crecimiento en el último año.

Isco, en un calentamiento con la Selección española.
Isco, en un calentamiento con la Selección española.JACK GUEZAFP

El mundo a los pies de Isco. 24 minutos le bastaron al malagueño para revolucionar el partido en Jerusalén. El mismo día que la prestigiosa France Football le nominaba por primera vez al Balón de Oro. En el mismo escenario en el que cuatro años antes se proclamó campeón de Europa Sub-21 con varios de los jugadores con los que ahora comparte vestuario en La Roja de su entonces, como ahora, mentor Lopetegui.

Una píldora de la magia que atesora Isco. La misma que demostró hace casi un año en el Calderón, la que derrochó en aquel alarde de talento en Gijón, la que hizo claudicar a Italia en el Bernabéu, la que le transmutó de líder de la rutilante unidad B de Zidane a reclamar su condición de titular de pleno derecho en el Real Madrid.

Isco ha crecido bajo los paraguas de Lopetegui y Zidane. Se quedó fuera de la Eurocopa tras una temporada con el Madrid en la que su protagonismo se ceñía, contra su voluntad, a las redes sociales. Isco y James aparecía recurrentemente como trending topic encerrando implacables críticas a ambos. Contaba que el nuevo seleccionador lo recuperaría para la causa de la Selección y así fue.

Una inoportuna lesión lo apartó de la primera lista del técnico de Asteasu; desde la siguiente es indiscutible: diez internacionalidades (ya suma 22) aderezadas con seis goles de kilates. entre ellos, uno en un escenario mítico como Wembley (donde volverá en tres semanas para visitar al Tottenham en Champions), otros dos a Italia para sacar medio billete al Mundial.

Renacimiento en el Madrid

Al tiempo que se enfundaba de nuevo La Roja, Isco resurgía en el Madrid. En la víspera de acudir a la llamada de España, estrenaba titularidad esa campaña ante el Eibar. El jugador necesitaba minutos y el Madrid que los tuviese. Su renovación [terminaba contrato en 2018, ahora ya en 2022] estaba en el aire. El futbolista dudaba de comprometerse después de meses sin continuidad para exhibir su clase.

Entonces, se convirtió en la pieza que siempre tenía preparada Zidane para completar su puzle ante cualquier contratiempo en el centro del campo o la ausencia de un miembro de la cuestionada bbC —casi seis meses ya, desde el Clásico del 23 de abril, inédita en su integridad—. Convenció de que merecía un papel protagonista, se convenció de que sería capaz de tenerlo en el Madrid.

Ahora, en una madurez en la que Isco ha añadido trabajo y entrega a su virtuosismo innato, el debate es a quién quitar en el once del Madrid para dejar sitio al malagueño cuando todos estén sanos. Confirmado en la élite del fútbol mundial con su nominación al Balón de Oro, Rusia 2018 le espera en el horizonte.

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