Morata y Hazard siguen de fiesta y lideran la goleada del Chelsea
El delantero abrió el marcador y asistió al belga en el primero de sus dos tantos. Marcos Alonso completó la goleada. Fàbregas dio dos pases de gol.
El Chelsea, vigente campeón de la Premier League, se dio este sábado un homenaje en el estadio The Hawthorns y goleó por 0-4 al West Bromwich Albion para colocarse temporalmente segundo en la tabla.
Liderado por Alvaro Morata -un gol y una asistencia-, Eden Hazard -dos goles- y Cesc Fàbregas -dos asistencias-, el conjunto del suroeste de Londres eliminó de un plumazo cualquier atisbo de crisis e hizo sangre en la herida de los 'Baggies', cuyo técnico, el galés Tony Pulis, podría tener las horas contadas.
Diecisiete minutos duró la resistencia de los locales, el tiempo que tardó un atento Morata en recoger un rechace tras un buen disparo de Hazard para encarrilar el triunfo de su equipo.
Sin tiempo para la reacción, el Chelsea dejó prácticamente sentenciado el duelo cinco minutos más tarde, cuando Morata asistió a Hazard con un taconazo de lujo y el belga desbordó a Foster y subió el 0-2 al marcador.
El español Marcos Alonso se unió a la fiesta 'Blue' poco antes del descanso (m.38), cuando remachó al fondo de las mallas una buena falta lateral botada por su compatriota Fàbregas.
Ya en el segundo tiempo, y con un ritmo más bajo, los hombres de Antonio Conte festejaron en el minuto 62 el 0-4 gracias a Hazard, que aprovechó otro gran pase de Cesc.
Esta victoria, la cuarta consecutiva del Chelsea, coloca al vigente campeón de liga en segunda posición de la tabla -a falta del Manchester United-Newcastle de este sábado (17:30 GMT)-, a nueve puntos del líder, el Manchester City, que hoy se impuso al Leicester (0-2).
Por su parte, el West Bromwich encadena 11 partidos en todas las competiciones sin ganar, desde el pasado 22 de agosto, y su entrenador, Tony Pulis, podría tener las horas contadas.
El dueño del club, el magnate chino Guochuan Lai, estuvo presente este sábado en The Hawthorns y vio de primera mano como el público local dedicaba abucheos y silbidos al entrenador y a los jugadores.