Pedro Gallese, un héroe discreto

Hubo un momento, en el segundo tiempo de la semifinal entre Perú y Chile, en el que parecía inevitable que cayera un gol de los chilenos. La vehemencia con la que la Roja buscaba el gol y el instinto de supervivencia de sus referentes logró tener casi arrinconada a la selección peruana durante unos veinte minutos. Con Alexis, Vidal, Vargas y Aránguiz desatados, el gol estaba al caer. Era cuestión de tiempo.

Sólo que un tal Pedro Gallese no pensaba lo mismo. El portero peruano firmó uno de las mejores actuaciones que se recuerden de un arquero en un torneo tan competitivo, deteniendo remates a quemarropa, bajo los postes, fuera del área chica y de cabeza. Para coronar su noche, detuvo, sin demasiado esfuerzo, un penal a lo panenka lanzado con arrogancia por Eduardo Vargas, viejo verdugo del peruano. Gallese, elegante y sobrio, no se lo festejó en la cara. Apenas lo miró. Después de todo, el resultado era castigo suficiente.

La actuación del arquero de Alianza Lima fue tan buena que destaca por sí sola, pero si agregamos que Gallese tuvo una de las peores noches de su vida sólo unos días atrás frente a Brasil, se redondea una jornada legendaria.

Cabe recordar que Gallese regresó a la liga peruana a principios de año, tras un par de temporadas poco destacables en los Tiburones Rojos de Veracruz. Su retorno al torneo nacional, mucho menos competitivo que el mexicano, encendió ciertas alarmas –sobre todo las de la prensa y la afición-, pero Pedro ha demostrado que se encuentra en un gran momento. Actuaciones como las de anoche lo colocarán muy pronto en ligas más importantes.

Con su brillante proceso clasificatorio para el mundial de Rusia y su notable fase final de esta Copa América, Pedro Gallese, en silencio, se ha metido ya en la lista –breve, por cierto- de los mejores porteros peruanos de la historia. Nada mal para un tipo al que le quedan todavía unos buenos años a cargo del arco de la blanquirroja.