SELECCIÓN PERUANA
Christian Cueva le sigue faltando el respeto al Perú
En plena concentración con la selección en Argentina, el futbolista atendió a un medio de la prensa rosa para desmentir una infidelidad.
Pareciera ser que Christian Cueva no ha entendido nada. Ni su lugar en la selección, en la que es la referencia de muchos chicos jóvenes que buscan seguir sus pasos, ni su responsabilidad con el Perú, donde, a pesar de sus múltiples indisciplinas, sigue siendo uno de los jugadores más admirados por la hinchada.
A pesar de que volvió a protagonizar una escena vergonzosa en una discoteca en Brasil, Ricardo Gareca lo convocó para los amistosos frente a Uruguay, sin tener en cuenta, además, que no casi no alterna en el Santos, club que lo ha suspendido preventivamente hasta que se aclare el incidente del club nocturno.
Como tantas otras veces, Cueva atendió a los medios después de ser convocado a su selección, y pidió disculpas, lanzó excusas, se escudó en supuestos complots de la prensa y demás. También admitió que Gareca lo respalda, con lo que dejó en claro que es uno de los favoritos del técnico, que parece no tener problemas con sus indisciplinas.
Luego de todas las disculpas y un nuevo escrutinio mediático alrededor de su conducta, a Cueva le pareció pertinente, en plena concentración de la selección peruana en Ezeiza, atender a un programa de prensa rosa -que inventa chismes sobre la vida privada de personas de la muy venida a menos farándula local- para desmentir una supuesta infidelidad.
Que Cueva le sea infiel o no a su mujer no podría importar menos. Lo que haga un futbolista en su vida privada, entre las paredes de su hogar o donde nadie le vea, es problema suyo, siempre y cuando no afecte su rendimiento en el campo. Que, por otro lado, aparezca orinando en la vía pública en claro estado etílico o peleándose en una discoteca, a sus 27 años, ya es patológico y afecta la reputación de la selección nacional.
Pero que utilice su poco tiempo libre para salir en un programa sensacionalista sólo confirma que las decisiones que toma el jugador no son meditadas. Que no lo están asesorando bien. O, peor aún, que no le interesa, en lo más mínimo, lo que piensen los peruanos sobre él.
Por supuesto, en el mismo programa de chismes, el futbolista señaló que quiere seguir su carrera “de manera impecable” y que tiene ganas de “ser el Christian Cueva de siempre”. Esperemos, por el bien de la selección peruana y de tantos jugadores que esperan una oportunidad para representar a su país, que Cueva no sea el mismo de siempre: un maestro en el arte de pedir disculpas. Quizás es hora de que Gareca deje de protegerlo y empiece a pensar en la imagen que le está dando al país perdonando semejantes actitudes.