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ALIANZA LIMA

Las razones detrás del pésimo nivel de Alianza Lima

Un año que empezó con mucha ilusión llega a su punto decisivo con el equipo peleando por no entrar en zona de descenso. ¿Qué pasó en el camino?

Actualizado a
Peru's Alianza Lima players react to their loss at the end of a Copa Libertadores soccer match against Uruguay's Nacional in Montevideo, Uruguay, Wednesday, Oct. 21, 2020. Nacional won the game 2-0. (AP Photo/Matilde Campodonico, Pool)
Matilde CampodonicoAP

Cuando, a principios de año, Pablo Bengoechea terminaba de armar el plantel de la temporada 2020, era imposible imaginarse todo lo que tendría que vivir Alianza Lima. Y no nos referimos a la pandemia y sus consecuencias, que tomaron a toda la civilización por sorpresa. El fútbol, que está en el centro de todo en una institución histórica como es Alianza, ha dado varios dolores de cabezas a los blanquiazules, que empezaron el curso con mucha ilusión y ven cómo, empezada la segunda parte del torneo, el sueño se ha convertido en pesadilla.

Hay muchas razones detrás de este fracaso deportivo de Alianza Lima. De hecho, más allá de lo futbolístico, parecía que sería un buen año para el equipo de La Victoria debido a que el Fondo Blanquiazul sanó buena parte de las deudas de la institución y encabezaba el que lucía como un interesante proyecto guiado por Víctor Hugo Marulanda, un director deportivo con prestigio y planes ambiciosos para empezar a escalar en América Latina.

Pero para competir en el continente primero hay que hacerlo en casa, y ahí es donde Alianza ha fracasado estrepitosamente; tanto que, a ocho fechas del final de la Liga 1, se encuentra sólo tres puntos por encima de la zona de descenso, una situación a la que ha llegado más por errores propios que por méritos ajenos. A continuación, repasamos esos errores.

Bengoecha y Salas, como el agua y el aceite

La temporada 2020 empezó con Pablo Bengoechea a la cabeza del equipo. El técnico uruguayo ganó el título en el 2017 y llegó a las dos finales siguientes (2018 y 2019), con lo que se había ganado a pulso la confianza de la nueva directiva. Sin embargo, un pésimo inicio de año, que se consumó con una derrota ante Universitario en el clásico, terminó por provocar la renuncia del ex Peñarol, para la sorpresa de Marulanda y compañía, según el propio director deportivo confesó en entrevista para AS Perú.

La salida de Bengoechea coincidió con la pandemia, lo que le brindó a la institución la posibilidad de elegir con calma a su reemplazante. Después de algunos días, se anunció el nombramiento de Mario Salas, quien fue campeón nacional con Cristal en el 2018 y venía de una campaña más bien floja en Colo Colo. Aún así, su fichaje fue recibido con ilusión por la hinchada íntima, debido a la buena imagen que había dejado en el país cuando aplastó justamente a Alianza en la final del 2018.

Uno de los problemas que Salas no consigue resolver es que su idea de juego es radicalmente distinta a la de Bengoechea. El uruguayo privilegió siempre la defensa al ataque, el resultado al funcionamiento, la garra al buen toque. El chileno, por su lado, es más bien un técnico ofensivo, al que le gusta que sus equipos pongan la pelota al piso y ataquen con paciencia. Parece ser que cambiar el chip a un plantel armado por Bengoechea ha sido imposible, por lo menos hasta este momento.

Fichajes que no dieron la talla

Desde que Alianza decidió fichar a Jean Deza, Alexi Gómez y Carlos Ascues a principio de año, la prensa y la hinchada recibieron la noticia con cierto escepticismo: se trataba de jugadores con calidad de sobra para hacer la diferencia en la Liga 1, pero con ciertos comportamientos que habían retrasado sus crecimientos de manera reiteradas y, de alguna manera, patológicos. Los temores se confirmaron rápidamente: Deza fue expulsado del equipo por indisciplinas reiteradas, mentras que Ascues y Gómez fueron perdonados cuando cometieron “excesos”.

Por más que los dos últimos lograron conservar su sitio en el plantel, su nivel futbolístico y su crédito con la hinchada estaban ya mermados. Si a eso le sumamos que el rendimiento de Christian Zúñiga fue tan malo que Alianza decidió rescindirle el contrato hace algunos días, y que Patricio Rubio, que fue un pedido de Salas, no ha cumplido las expectativas ofensivas que se tenían, se puede hablar simple y llanamente de una pésima campaña de fichajes.

La situación empeora si tenemos en cuenta que futbolistas que habían rendido bien, como Fede Rodríguez o Adrián Balboa, no fueron retenidos por más que era su deseo. Por otro lado, Beto Da Silva y Alberto Rodríguez, jugadores con pasado en la selección, también fueron fichados a inicio de año, pero han pasado mucho más tiempo en la enfermería que en el campo, de manera que Salas ha tenido que recurrir a varios juveniles que no estaban en sus planes.

La Libertadores, un arma de doble filo

Es natural que una clasificación a la Copa Libertadores se celebre y mucho: más allá del prestigio de jugar un torneo de tal magnitud, los clubes reciben una cantidad nada despreciable de dinero. Aún así, parece ser que el hecho de participar en el certamen continental le jugó, una vez más, en contra a Alianza Lima.

Más allá de que, como ha sucedido en los últimos años, el desempeño de los blanquiazules en la Libertadores fue completamente deficiente (batió el récord de más partidos seguidos sin ganar, con 22), el hecho de tener que jugar partidos exigentes, con viajes incluidos, en medio de un ya congestionado fixture, terminó por liquidar las ilusiones del equipo tanto en el torneo continental como en el local.

Jugadores cansados, desmoralizados, en canchas vacías sin el apoyo del público, ideas de juego casi contrapuestas entre un técnico y su sucesor, una pésima campaña de fichajes… todo eso ha llevado a Alianza Lima a pelear el descenso y no, como se esperaba a principios de año, el título. Quedan 8 jornadas que se disputarán a muerte. Todavía hay tiempo para levantar cabeza… pero no tanto.